"Sos joven, tenés derechos", proclama un afiche de la ultra progre ciudad de Buenos Aires. Falta algo, pibe: tenés deberes también, son dos caras de la misma moneda. Porque planteando las cosas así, cualquier grupo "tiene derechos", y si la invitación es solamente a recordar y ejercitar esta parte de lo que hace a la ciudadanía, estamos en problemas. ¿Por qué no pedirían que se les reconozcan sólo o especialmente los derechos: los torneros, las mujeres mayores de 40, los habitantes de Villa Soldati, los pelirrojos...? A mí me parece que con frecuencia los derechos de los jóvenes, sí, son vulnerados (Baste ver por ejemplo la cantidad de
víctimas adolescentes y jóvenes -pobres, casi siempre-, que generan nuestras "fuerzas de seguridad"). Pero no se vulneran sus derechos por no sé qué perversión del sistema que vulnera sólo los de los jóvenes; este sistema vulnera, equitativamente, los derechos de casi todos. Como decía alguien respecto de la democracia, "un régimen mixto que privatiza para unos pocos las ganancias y socializa entre todos los demás las pérdidas.". Y la desventaja en que estaría un joven frente al ninguneo de sus derechos (su inexperiencia, por ejemplo) cambia de etiqueta pero en el fondo es la misma en que va a estar cuando tenga 45 años y sea inempleable ; o cuando tenga 65 y cobre una jubilación de miseria; o cuando tenga que resignarse a condiciones de trabajo semi esclavo porque es lo que hay. Entonces, la progresista Ciudad de Buenos Aires no le dedicará ningún afiche demagógico, porque habrá perdido esa cualidad juvenil que mágicamente lo hacía más pasible de derechos que de obligaciones.
Esto me hace acordar lateralmente de lo que sucede con mis alumnos cuando -rarísima vez, dada mi exquisita precisión en los fundamentos de las notas ;-)- me cuestionan su calificación. Porque el cuestionamiento siempre viene por más, nunca por menos, y el motivo invocado es la justicia. Entonces yo respondo que si la preocupación es la justicia, voy a estar dispuesta a aceptar ese tipo de reclamos desde el día en que un alumno me plantee "Mire, profe, acá me puso 8 pero yo creo que realmente no merezco más que un seis." Porque si me puedo equivocar, me puedo equivocar para arriba o para abajo. Curiosamente, hace 15 años trabajo de docente y nunca recibí este tipo de planteos. Entonces, no vale. Es aquello de "Me saqué un diez" y "Me pusieron un uno". No, che: si cacareás el mérito del diez por las tuyas, aceptá que el demérito del uno te viene por las tuyas también.
También me acordé de algo que me pareció peligroso y va en esta línea de interpretar que cualquier restricción a la libertad..."natural", si es que algo de eso existe, es negativa y hay que eliminarla. Está de moda en determinados ámbitos pedagógicos el trabajo con "Filosofía para chicos". La idea está muy buena y aprovecha esa curiosidad natural que a mí personalmente me fascina en los pibes y que trato, con modestísimos éxitos, de alentar en mis alumnos adolescentes. Lo que vi de peligroso es que, hablando de este tema, se le hacía una entrevista a un formador de docentes para que trabajen en estas prácticas con niños, y niñas, ya que estamos en la línea politically correct. El formador era entre otras cosas licenciado en Filosofía. El problema que detecté es que frente a la pregunta "Cómo enseñar los valores a través de la filosofía?", el filósofo reaccionó vehemente: noooooo!!! No había que "enseñar" los valores, no se puede, y si se puede, es indeseable. Lo que hay que hacer, experto dixit, es enseñarles a "construir los valores con los que ellos se puedan identificar." El blabla tiene su parte de razón: no tiene sentido transmitir valores que luego se esperará ver reflejados en determinadas conductas, si la persona que los recibe no puede honestamente ver lo bueno que hay en ellos; parece indigno de la dignidad humana más básica. Pero en la forma de expresarlo, el filósofo derrapa. Yo creo que lejos de plantear una dicotomía férrea entre las dos cuestiones, hay que buscar algún mix, dinámico y nunca en buen equilibrio para siempre, entre:
- "inculcar" lo que a lo sumo y con mecanismos intensos de premios/castigos resultará en la observancia exterior de ciertas conductas, todo agarrado con fragilísimos alfileres (vgr., los pibes podrán abstenerse de golpear entre siete al gordito del curso, mientras tengan a la vista algún látigo material o simbólico que pueda descargarse sobre sus espaldas; y cuando no, agarráte Catalina); esto resulta un sometimiento que lastima la dignidad de la persona, que considero negativo, aun cuando se implementaran mecanismos de premio/castigo tan eficaces y continuos que en vez de con frágiles alfileres, la observancia exterior estuviera remachada con bulones de fierro.
-y "construir", así de la nada, como si el mundo y los pibes nacieran cada día de nuevo y de la nada, sin que hubiera experiencias anteriores de las que puede decirse lo mal o bien que funcionaron, sin que haya conocimientos dignos de aplicarse aunque no hayan sido "construidos" por uno, etc. Me imaginé un jardin de infantes, con una salita que, como los adultos no pueden ponerles nombres a las aulas (sería interferir con los valores que puedan ser relevantes para los niños) se llama "salita de los arios puros"; la votaron los chicos, porque es importante que se ejerciten en los valores democráticos; ahí están, vestidos con sus guardapolvos a cuadritos, los pequeños Himmler, Goering, Eichmann, Hess, Hitler, Heydrich & Co. Y entonces, ayudados -claro- por el filósofo posmoderno, se ponen a construir valores. Y como son medianamente civilizados, están dispuestos a enterarse de que existen valores tales como la igualdad básica entre los seres humanos, pero...ellos no están convencidos de que esto sea un valor para ellos. No pueden construir este valor, hacerlo propio; les resulta ajeno, impuesto violentamente, y no ven por qué aceptarlo. Si nuestro filósofo posmoderno está en uno de sus días optimistas, dirá en el mejor de los casos que, viendo que el ejercicio de conductas inspiradas por unos valores parece más deseable para la vida con otros que el ejercicio de otras inspiradas por valores diversos, no hay por qué ser tan pesimista respecto del devenir de la salita aria. Asumiendo que se puedan producir ciertos daños colaterales, dirá que muy probablemente, una vez que hayan visto los frutos de dolor, sufrimiento, miseria, que sus conductas generan en los primeros a quienes las apliquen, desistirán de ellas por otras más constructivas. Me parecería un derroche de optimismo. Yo diría que también existe la posibilidad -y para ser optimistas concedámosles a ambas una posibilidad de ocurrencia del 50%- de que si la bandera es "crea tus propios valores", vale todo. Realmente todo. Porque la ultima ratio a que se apela es "porque a mí me parece bien, me gusta, me da placer." Y el homo sapiens sapiens é mobile cual piuma al vento...Recuerdo que en alguna ocasión, hablando con alguien absolutamente relativista =), éste planteaba cosas en la línea de "Quién es nadie para decirme lo que tengo que hacer, bla." Entonces yo le dije que estaba muy de acuerdo y que realmente se cometió una terrible injusticia con el nazismo. A ellos se les quiso impedir (y en cierta manera se logró) que disfrutaran de la felicidad anclada en sus valores racistas, vinculados además con sólidas tradiciones ancestrales que les daban el confort y la seguridad de un fuerte sentido de pertenencia a una etnia superior; se los despojó de su identidad, como a los aborígenes de América, ¿viste?; se les causó mucho daño material y psíquico cuando se quiso entorpecer o detener la purificación de la raza aria, que tan pero tan felices los habría hecho; cayeron en horribles depresiones; para no hablar de la pobre gente cuya subsistencia dependía de confeccionar uniformes para los presos de los campos, de vender Zyklon B, de proveer a los laboratorios de Mengele, de mantener los hornos crematorios, , etc.. La persona no pasó de balbucear que "eso era distinto", sin poder decir claramente por qué. Pero estuvo bueno, pensó un poco. Yo también.
Oblicuidad etimológica: en el planteo del filósofo, "enseñar" es tomado como negativo, invasivo, etc. No le hace honor a la palabra, que tiene la misma raíz que "insinuare", y según diccionarios etimológicos es "poner algo en el seno/en el corazón". Y el asunto es distinguir qué valdrá la pena poner allí, no dejar de poner. Porque a veces me parece que cuando se intenta educar desde lugares así de progres, es como decirles a los pibes "Construí tu propia casa...y construí también los ladrillos, y las herramientas, y la tierra donde la vas a poner, y construí el dinero que cuesta todo eso.. No te vamos a dar nada porque eso sería invasivo, viste, así que vos construí, construí tranquilo lo que quieras." Digo, ¿alguien razonable se enojaría si, para que pueda construir su casa, le indican cuáles son las mejores herramientas, en qué corralón encuentra mejores y más baratos materiales, qué albañiles trabajan bien y son de confianza...?
Yo estoy por alguna solución -término excesivo- que sintetice lo valioso que hay en los dos extremos: en uno, la certeza de que no tiene sentido actuar ahora como si 2500 años de pensamiento, de búsquedas filosóficas, de puesta en práctica de tantísimos sistemas políticos, etc., se pudieran borrar alegremente para que cada uno se sienta en un universo recién nacido sobre el que puede hacer cualquier cosa -personas incluidas- porque todo vale en nombre de "construir valores con los que yo me pueda identificar".; en otro, la certeza de que tampoco tiene sentido "inculcar" nada, porque como mucho esto puede lograr, y es realmente una expectativa de máxima, que las personas modifiquen sus conductas para hacerlas tolerables, pero en cuanto se relajan o desaparecen los factores de castigo, toda esa presión acumulada de haber estado actuando sin entender por qué, estalla, y estallamos los que andamos por ahí cerca. Bue. Eso. Quizás el fondo del asunto que planteaba el filósofo es simplemente algo en lo que muchos coincidiremos, acerca del valor que tienen las conductas provenientes de valores elegidos más que impuestos. Ahora, el modo de formularlo, y el hecho de hacerlo en una revista de divulgación, me parece que se presta a agarrar para el lado de los tomates.
Y finalmente me acordé cuando en otro emprendimiento progresista, se propuso que pudieran votar los mayores de 16, no de 18. Inmediatamente, alguien planteó que entonces también había que llevar a esa edad la imputabilidad penal que ahora, como para el voto, se clava -¿para cualquier delito?- en los 18. Aullidos de la progresía izquierdosa: qué barbaridad, ¡¡¡fascismo!!!, los jóvenes son víctimas del sistema y no hay que penalizarlos, hay que diseñar estrategias de inclusión (cuáles, cómo y cuándo, no dicen, cómo se evaluará si sirvieron, no dicen, y no dicen tampoco qué hacemos, mientras, los que no queremos ni matar ni que nos maten), blablebli...Y yo, superando el disgusto porque la objeción venía de la derecha más recalcitrante en la que no me reconozco, pensé que esta vez decían algo sensato: porque si se asume que alguien de 16 años está en condiciones de distinguir sutilísimos matices entre cosas todas "buenas" (en tanto legítimas: las plataformas de los partidos políticos), ¿por qué no se va a deducir de eso que, y con mucha más razón, se le puede pedir que discierna entre cosas legítimas e ilegítimas/ buenas y malas, o malas y peores (vgr., que la sociedad capitalista te impida acceder a bienes básicos y tengas una vida horrible es malo, pero no te autoriza a matar al primer gil que se te cruza porque tiene nada más que 20 pesos, y a pretenderte inimputable porque la sociedad blabla )... Y para terminar me acordé de un comentario de un adolescente que estaba internado en algún reformatorio y decía en una entrevista que él -16 años- siempre disparaba de la cintura para abajo, porque de ahí para arriba era intento de homicidio y para abajo, sólo lesiones. O algo así, tecnicismos aparte...pero...¿inimputabilidad?, ¿no sabe lo que hace cuando mata pero sabe -y re bien- lo que hace para diferenciar la sutileza de las penas...? No sé, cuestionable que "la niñez", "la minoría de edad" calce bien hoy en el estereotipo romanticón fabricado hará tres, cuatro siglos; un chico promedio de doce años hoy no es el mismo tipo de chico de doce años de 1800; diría que cada situación merecería un análisis particular, lejos de "imputables siempre/inimputables siempre", cerca lo más que se pueda de estirar todo lo que dé el "in dubio pro reo", incluyendo en el "in dubio" la mayor cantidad de atenuantes que hubiera; y si hay razones que pudieran ser dudosas o agravantes, preferir darlas por dudosas; y si las hay que pudieran ser dudosas o atenuantes, preferir darlas por atenuantes. Pero en otro país, en otra galaxia, no por ejemplo con el sistema penal y judicial argento, que es responsable de delitos aberrantes; porque si de ser culpable, a los 16, 18 o cuando sea, se lo tira en los infiernos de argentinas cárceles y reformatorios, no se resuelve bien nada para nadie; y si se lo absuelve y puesto en la calle a sobrevivir, su expectativa de máxima es regalarse por dos monedas en un Mac Pato's, cuando
aparecen decenas de miles de dólares en baños ministeriales...tampoco hay que pedirle peras al olmo.
Y para terminar, pensé que si en otras áreas no se hace caso omiso de lo que otros pensaron, hicieron, descubrieron antes, y funciona mejor que otras opciones, ¿por qué en esta sí? O alguien se va a dedicar meses y meses a buscarle solución al problema del acarreo de mercaderías y personas, quemándose las pestañas, y no va a entender por qué se le ríen en la cara cuando presenta el invento que revolucionará al universo y consumió todo su capital: