5 feb 2007

Yo vine para preguntar 65: ¿Y lo público?


Quería compartir tres experiencias positivas con lo público. Crecí con el gusto amargo de ser testigo a través de mis viejos de la importancia y la calidad que tuvo lo público en otras épocas en Argentina (educación, salud, etc.); experimenté lo público básicamente en lo escolar porque todos mis niveles de estudio los hice en instituciones estatales (en el caso de la primaria y secundaria, arreglo conyugal entre padre ateo y madre creyente: escuela pública y libertad de mi madre si quería para hablarnos de religión ); detalle: en la escuela privada donde trabajo me contrataron por ser egresada...del Instituto Nacional del Profesorado, buscaban gente de ahí por la formación que teníamos. Enseñé en dos escuelas públicas en los '90: un industrial y un normal. Patéticos: el edificio, la desidia y la demagogia de las autoridades, el desinterés de muchos profesores, los alumnos crecientemente marginales que llegaban cada año, sin hojas, sin birome y en estado de casi analfabetismo. Esperé tres meses para cobrar mi mísero suledo porque "no entraba en las planillas. Padecí la mugre y el maltrato en algunos hospitales públicos cuidando enfermos. Tuve y tengo mis vavivenes acerca de la colaboración social que presten: el sector privado y el tercer sector, imprescindible a veces: se detectó un brote de cólera en Tatagal y Pérez Companc ofrece donar diez mil litros de agua potable...bueh, en la emergencia, adelante con los faroles; pero el Estado, o más bien, los parásitos que lo succionan, no mirarán con maligna complacencia que otros se ocupen de esas cosas tan poco rentables como salud, educación, vivienda...? Pero por eso quería compartir tres experiencias muy positivas que me tocó tener últimamente con lo público:
-Mi viejo estuvo internado en enero 2006 por Pami . Vive en Belgrano, lo derivaron a una clínica mugrienta en Ciudadela, cuyo dueño con el mismo criterio que se hubiera puesto un kiosco, puso un centro de salud. Lo sacamos bajo responsabilidad familiar y le hicimos en forma privada un cateterismo en una clínica privada que tiene fama de honesta. Menos mal. Resultado: había que hacerle un triple by pass o su vida corría riesgo, en no más de tres semanas. Mi viejo tiene Parkinson, en cuyo caso nos dijeron que la operación podía presentar algunas complicaciones pero nada de importancia. Costo: 23 mil. No los teníamos y le dije al médico que por favor nos recomendara un hospital público donde hacer lo mismo porque ese costo era inaccesible. Entonces se pudieron "conversar" los honorarios médicos, con lo cual la cifra resultaba unos irrisorios...20 mil, que tampoco teníamos. Alguien me tiró un dato, hicimos una consulta en el ARgerich, hospital público de la Boca. Me imaginaba un galpón mugriento, desorganizado, atestado de gente parada, sentada y tirada, con maltrato del personal, etc...Gratísima sorpresa: el trato de todo el mundo es excelente. El hospital, cierto, desborda de gente, pero todo el mundo es atendido bien. Limpieza: 10 puntos. Resultado de varias consultas con los médicos: la operación del by pass no sólo es innecesaria (se lo puede tratar con medicación y de hecho así está hace un año) sino que dado su Parkinson presenta riesgos mortales...el hospital público nos salvó de quedarnos sin un mango, endeudados y quizás, sin mi viejo un año más...
-Tengo una amiga internada en el Neurosiquiátrico Alvear. Este hospital circuló en varias crónicas periodísticas hace años porque había internos tirados en el piso por falta de camas. REcordando eso, cuando me dijeron dónde la internaban, dije "Ay, ay, ay...". No, otra gratísima sorpresa: excelente el trato y el humor de enfermeros/-as. La guardia tiene 8 camas y aire acondicionado. Los médicos tratan y contestan bien. Mi amiga es vegetariana: un aviso, y jamás le trajeron carne. Hay internada una chica australiana que obviamente habla en inglés: siempre hay en la guardia dos o tres de las chicas internadas que puede hablar en inglés con ella; una de las enfermeras le habla en inglés; el policía de la Federal que la custodia, hace lo mejor que puede ;-); entre todos le van trayendo lo que necesita: ropa, desodorante, revistas en inglés, bebidas; la comida es sabrosa y abundante; salvo casos extremísimos de violencia riesgosa para sí o para los otros, no dopan, no atan: todo el mundo circula, camina, conversa. Con los riesgos que tiene, el hospital es de "puertas abiertas": hay personal de seguridad en la puerta que obviamente no deja salir a los internos, pero como hay un enorme parque rodeando el edificio, algunos igual intentan trepar los muros. Pero está bueno que puedan entrar y salir de las salas, circular por ahí, no tener restringidos los movimientos. Lo público "mal" se ve en que tardan días cosas que con organización podrían resolverse en diez minutos y agilizarían la recuperación de las internas ("en un rato te va a venir a ver el doctor" es "en algún momento de la semana, es probable que pase el doctor a decirte cuándo te va a ver la semana que viene)
- Pasé la mayor parte de mi vida en una casa, un sencillo chalecito de Belgrano con jardín adelante y terraza atrás; ahora vivo en un dos ambientes, luminoso, pero ni medio metro cuadrado de aire libre. Extraño mucho, si bien visito con frecuencia a mis viejos. Entonces, redescubrí la necesidad de los espacios verdes, los parques, las plazas. Y me gustó que fueran públicos, para todos. Me sorprendió muy gratamente la parquización que hay hecha en lo que fue el albergue Warnes; descubrí que me queda a unas quince cuadras de casa y que el lugar está muy bueno.
C'est fini, adiós.

3 comentarios:

Amanda Granados dijo...

Te entiendo, a mi me han pasado también las dos cosas. He tenido muy malas experiencias en la público pero también me he llevado gratas sorpresas.

Es bonito ver que las cosas no son imposibles y que en verdad se pueden crear instituciones públicas de alta calidad; no sólo con inversión de dinero a veces se trata de administrar bien al personal que tienen y fomentar un servicio humano.

saludos,

hna. josefina dijo...

Sobre el Argerich, hace ya muchísimos años, la operaron a mi hermana de una úlcera perforada impresionante, y le fue buenísimo... A veces, en esos lugares, lo peor son los edificios; pero las personas muchas veces son muy buenas y muy idóneas.
Me encantó tu post.

Nathalie X dijo...

¿No atán?

Te voy a dar a vos... ¿¡NO ATAN!?

Me ataron 3 veces, una de las cuales estaba completamente lúcida pero con una crísis de angustia, rogué, supliqué, lloré a los gritos pidiendo por favor que me den lorazepam sublingual y me dejen quedarme quieta en la cama.

Me ataron y me inyectaron por orden del médico.

Lo único que hice fue llorar, tuve un crísis de angustia como las que he tenido fuera del hospital, crísis que te puedo asegurar que tuvo que ver con pasar un mes entero sin permisos de salida, durmiendo entre gente que abre los lockers a las 4 am y grita por los pasillos.

¿¡No atan salvo en casos graves!?

Lo mío no fue un caso grave, ese día exacto en el que pedí, BIEN, que me den el lorazepam sublingual.

Me ataron por un llanto repetido.

Tuve exactamente el mismo episodio de angustia una semana después, al hablar con mi madre sobre la internación y el stress que me produjo el trato de la forra de la psiquiatra. Se me pasó en 40 minutos tomando medio clonazepam.

Eso de que no atan es muy discutible, especialmente con la que lo experimentó.

Yo no estoy de acuerdo con la apreciación.-

(Te doy la mano derecha respecto de los enfermeros, excelentes profesionales que nada tenían que ver con los medicos, muchos de ellos con una ética deplorable y repugnante)