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Me inquietan bastante las personas que como garantía de su...¿integridad? ofrecen el siguiente argumento: "Mi conciencia no me reprocha nada", "Actué según mi conciencia", "Fui honesto/-a conmigo mismo". Porque la pregunta que se impone es : "¿Y tu conciencia de dónde salió? ¿Qué fuiste y fueron metiendo adentro de tu conciencia para que actuar conforme a ella sea garantía de nada?".
Me gustaría ir encontrando puntas, tal vez motivada especialmente por mi trabajo en la docencia, para transmitir esta experiencia que yo tengo: que en la búsqueda y en el intento de vivir los muy poco cool "valores objetivos", que podemos compartir más allá de nuestras creencias e ideologías -pero tengo una pregunta sobre esto, después ;-)- hay belleza, hay placer, hay un bienestar moral muy hondo, hay alegría.
Se ve que hay un oscilar extremista entre la heteronomía y la autonomía, ambas idolatradas o demonizadas cuando tal vez juntas puedan aparearse, trascenderse y parir algo mejor. De todos modos, creo que la que tiene que tirar del carro es la heteronomía, en el sentido de que refiere a lo objetivo, al piso común compartido; que, si yo tengo un poco de sensatez, no tendré problema en hacer mío y encontrar una concordancia entre la verdad que se me impone desde afuera y lo que experimento en mi subjetividad como bueno, deseable. Ejemplo tosco: la realidad me dice que el cianuro es nocivo para la vida humana. Si yo quiero conservar mi vida, en vez de aceptar ese dato de la realidad como un garrón, como un mandato externo al cual por ser "de afuera" me tengo que oponer demencialmente, diré: "Oh, qué bueno, he aquí que tomando nota de lo que me dice la realidad y actuando en consecuencia, mi vida se preserva y cómo me gusta eso."
Detecto los siguientes problemas y no tengo tiempo ni ganas de plantear respuestas, aparte de que se han vertido millones de hectolitros de tinta al respecto:
-apelar a lo objetivo, junto con la sensatez que tiene de hacernos mirar la realidad y proveernos de un piso común para vivir juntos, tiene el riesgo de que quien se siente personal o institucionalmente en posesión de la verdad objetiva, empiece (y tal vez con buena voluntad) a querer imponerla; a valorar más que las personas actúen las conductas que objetivamente se consideran buenas sin darle importancia a cómo están viviendo las personas ese actuar. En el extremo: me resulta inconcecible que en nombre de una verdad o de la verdad se piense en matar a personas; je, pero ésta es mi verdad ;-). No, en serio: no habla para nada en detrimento de la verdad (dos más dos son cuatro) pero sí en detrimento de quien se sienta intérprete de ella (y en homenaje/servicio/defensa de la verdad quemaremos-fusilaremos-lapidaremos- a quienes no lo acaten).
Tal vez eran síntomas más habituales de otras épocas pero cuánta gente "buena" vivía agobiada por responder a mandatos, leyes, expectativas, sin percibir en absoluto una relación entre eso y su crecimiento, bienestar, alegría. Para los creyentes, lo asocio con aquello de "un santo triste es un triste santo", y cuánto en nombre de la religión hubo y hay de todo esto. Y si "por sus frutos los conocerán", la amargura, la rigidez, la falta de misericordia, la tristeza, no parecen frutos del Dios de la Vida. Los que disponemos de cuotitas de poder sobre otras personas (todos, jeje) tenemos que cuidarnos mucho de empezar a mezclar los porotos y de que lo que es "bueno objetivamente" empiece a coincidir sospechosa y frecuentemente con nuestros gustos y caprichos.
-el otro extremo del péndulo es el que provoca con mis alumnos diálogos como los siguientes:
alumno/-a:....porque no hay una verdad, onda que cada uno tiene la suya. Y aparte, mientras yo no moleste a nadie, puedo creer o hacer lo que quiera. Lo importante es ser auténtico, ser honesto con uno mismo (blaaaaaaa...)
yo, después de la chicana inevitable acerca del enunciado absolutamente verdadero que pretende defender:- claro...es lo que yo digo. (y acá meto un tema sensible en mi colegio) No sé por qué se persiguió tanto a Hitler, o por qué se persigue hoy a los neonazis. Si ellos están haciendo lo que consideran bueno, están siendo honestos consigo mismo y seguramente sus conciencias no les reprochan nada.
alumno, con cara de "jejeje, me estás jodiendo": ehmmm, no, bueno , pero eso es distinto.
yo, con cara de "acabo de bajar de Saturno y no entiendo nada": ajá? por?
alumno: y...porque...Hitler sí les hacía daño a los demás.
yo: y?
alumno:-yyyyyy...que no...que yo digo que cada uno viva su verdad, si no molesta a nadie.
yo: eso es lo que vos decís. ¿Por qué vas a imponerle esa verdad a otro? Los nazis se deben sentir verdaderamente muy mal, muy tristes, de no poder torturar y matar a todos los no arios. Vos y todos los que piensan como vos están molestando a los nazis, ellos podrían usar tu argumento para liquidarte, vos molestás su libertad. De paso, yo voy a ser auténtica conmigo misma, mirá: descubrí que las convenciones sociales me molestan mucho, son una imposición re careta que impide mi espontaneidad, y hay que ser espontáneo, ¿no?, así que yo ahora en vez de saludar con "Buen día, chicos" voy a saludar escupiéndole un ojo a alguno. Porque para mí, viste, significa un saludo. Espero que cuando te toque no lo tomes a mal, porque es mi forma de saludar, viste.
Bue, y así. A mí me cuesta bastante lidiar con esta despreocupación por la verdad que alegremente esgrimen las personas para desentenderse del tema y que no se frize el ambiente cool, re cool y re de onda en el que debemos permanecer.
Yo no sé si no se dan cuenta o qué pero con posturas así literalmente vale todo, y no conozco a una sola persona que quisiera vivir en un sitio donde este postulado de "mi conciencia crea los valores deseables" se llevara por cada uno hasta las últimas consecuencias. Yo sería de temer, por empezar...
En fin. Mi modestísima contribución cuando me toca hacerlo y los oídos están medianamente destapados es ir arrimando al problema por el lado de que la persona es una, una solita. Y que así como hay verdades objetivas respecto de la constitución física (tenemos litros de sangre y no litros de mercurio adentro, necesitamos respirar para no morirnos, no tiene las mismas consecuencias saltar de la planta baja que del piso 30, etc.), es muy razonable pensar que haya conductas , actitudes, formas de vivir, que resulten más deseables y más saludables que otras, y que buscarlas y vivirlas no es un atentado a la libertad sino su posibilidad de realizarse. Saco el tema de los límites, en su variante "los límites de tu piel que te impiden desangrarte, ¿no te parecen buenos?, ¿y el alfabeto?, mirá lo limitado que es y cuántas cosas te permite decir y escuchar; ¿y la cancha de fútbol? imagináte jugar en una cancha sin límites. Y la pantalla de tu monitor, mirá que limitadita es, y lo fastidioso que te resultaría si empezara a extenderse infinitamente." Pero me parece que en todo esto hay un malentendido padre con la libertad, porque se la asocia a una especie de masa gelatinosa informe y anárquica que debería diltarse sin límites eternamente...
Y finalmente, por supuesto me resuena eso de "una ley que el hombre no se da a sí mismo, sino que debe obedecer; una voz que lo llama siempre a amar, a hacer el bien y a huir del mal, y que, cuando es necesario, dice con claridad al corazón: haz esto, evita esto otro (cfr. Gaudium et spes, 16). En esta concepción, propia de toda la tradición cristiana, la conciencia es la capacidad de abrirse a la llamada de la verdad objetiva, universal e igual para todos, que todos pueden y deben buscar" (copiado de "servidoras")
Ha sido otro de mis sueltos al paso, los leo a todos los que postean por acá, si bien a veces, como tiendo a la desmesura y a la dispersión, hago un poco de ascesis y no posteo o leo menos de lo que quisiera, para no desbarrancarme en dispersiones infinitas =).